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A democracia na América Latina: um levantamento sério

Informe Latinobarômetro 2016

Excertos

Para baixar o informe completo clique Informe Latinobarometro 2016

Latinobarómetro inicia con esta medición su tercera década. Los datos acumulados a través del tiempo dan cuenta de una región que no da el salto a grados superiores de democracia. La democracia parece consolidarse de manera imperfecta, quedándose anclada en algunos temas.

América Latina enfrenta grandes transformaciones en la forma como se comportan los ciudadanos, al mismo tiempo que permanecen los valores tradicionales. Esto crea tensiones valóricas, de desarrollo y de crecimiento que se manifiestan como crisis.

Hay cambios significativos en la forma y el contenido de los espacios públicos y el modo como las personas los perciben. Es la democracia, su lugar, pero también el de la libertad, el orden, el crédito y la credibilidad que se le otorga a las instituciones y a quienes las encarnan, las que se están consolidando simultáneamente y con desfases. Las demandas ciudadanas son claramente de inclusión de igualdad de trato, acceso y desmantelamiento de las desigualdades. Esos son los bienes políticos que le faltan a las democracias para salir del estancamiento en que se encuentran.

El pasado no parece repetirse, pero tampoco el futuro imitar otras latitudes. América Latina está claramente en un territorio nuevo. Tenemos evidencia de tiempos nuevos que desafían a las instituciones nacionales y multilaterales, así como a los sujetos sociales, los centros académicos y de pensamiento a profundizar y ajustar sus análisis, a afinar las capacidades de interpretación, a reflejar con mayor nitidez las formas en su evidente complejidad.

Sin guerras, América Latina acusa violencia, corrupción y la desigualdad como los fenómenos mas potentes que retienen a la democracia.

FICHA TÉCNICA 2016

Se aplicaron 20.204 entrevistas cara a cara en 18 países entre el 15 de mayo y el 15 de junio de 2016, con muestras representativas del 100%, de la población nacional de cada país, de 1.000 y 1.200 casos, con un margen de error de alrededor del 3%, por país (véase ficha técnica por país).

Responsable: Corporación Latinobarómetro, Santiago de Chile.

LA CORPORACIÓN LATINOBARÓMETRO

El estudio Latinobarómetro es producido por la Corporación Latinobarómetro, una ONG sin fines de lucro con sede en Santiago de Chile, que es la única responsable de los datos.

En 1995, Latinobarómetro realizó el trabajo de campo de la primera ola de encuestas de América Latina que incluyó 8 países: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. A partir de 1996, el estudio se hace en 17 países, incorporándose en 2004 República Dominicana, completando así los 18 países latinoamericanos, con la excepción de Cuba. En 2015 se cumplieron 20 años de este seguimiento de la opinión pública en las sociedades latinoamericanas.

A la fecha, se han realizado 19 olas de mediciones con un total de 354.268 entrevistas. La medición de 2016 aplicó 20.204 entrevistas, entre el 15 de mayo y el 15 de junio, con muestras representativas del 100% de la población de cada uno de los 18 países, representando a la población de la región, que alcanza 597 millones de habitantes.

Banco de datos en línea: www.latinobarometro.org

Latinobarómetro cuenta con el primer banco de datos de opinión en español, en el hemisferio sur y en América Latina. Este banco de datos está en línea y no requiere de programas estadísticos ni conocimiento experto. El sistema es operado por JD System en Madrid. El portal web donde se aloja ha alcanzado más de un millón de visitas y es el segundo banco de datos más utilizado, luego del World Values Survey.

Para esta edición 2016, el estudio recibió el apoyo de organismos internacionales y gobiernos: BID (Banco Interamericano de Desarrollo), INTAL (Instituto de Integración de América Latina), CAF (Banco de Desarrollo de América Latina), el gobierno del Reino de Noruega y Transparency International.

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I. LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA LATINA

A mediados del 2015 se publicó un libro editado por Larry Diamond y Marc Plattner sobre el estado de las democracias en el mundo, titulado “El declive de la Democracia” (Diamond, Larry y Plattner, Marc, eds. (2015) Democracy in decline? Johns Hopkins University Press: Baltimore MD). ¿Por qué las democracias de la tercera ola tienen tan bajo desempeño?, se preguntó. Su análisis es crítico. ¿Se ha estancado el proceso de consolidación de estas democracias o hay un retroceso de estas? Recientes acontecimientos, como el intento de golpe de Estado en Turquía, constituyen evidencias de un retroceso.

La pregunta que surge es entonces: ¿Cómo América Latina se incorpora en este escenario de declive de las democracias de la tercera ola? Más allá de las conclusiones del propio libro, ¿qué dicen los ciudadanos? ¿Hay un declive de las democracias?

En su edición de este año, Latinobarómetro 2016 ha indagado sobre los aspectos centrales de este proceso: las actitudes hacia la democracia, a través de una batería de preguntas que se realizaron sobre el autoritarismo y reportan en este informe.

En primer lugar, se observan la economía, su impacto en la política y las expectativas. Tal como se analizó en 2015, el fin del súper ciclo económico generado por los altos precios de las materias primas produjo cambios importantes en la percepción de los latinoamericanos. Se estima que el crecimiento del PIB de América Latina tendrá en 2016 una contracción de -0,8%, arrastrado por el desempeño de la economía de China y, a nivel local, de Brasil y Venezuela, que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) caerán este año en torno al -2,5% y -8%, respectivamente.

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2. APOYO A LA DEMOCRACIA

Por cuarto año consecutivo el apoyo a la democracia no mejora, al registrar una baja de dos puntos porcentuales5 desde 2015, llegando al 54% en 2016.

El apoyo a la democracia en América Latina tiene tres puntos bajos en estos 21 años en que Latinobarómetro ha medido este indicador: la crisis asiática en 2001, cuando alcanzó el 48%; y en 2007 y 2016 con un 54%.

Al mismo tiempo, quienes se declaran indiferentes al tipo de régimen aumentan a su techo desde 1995, llegando al 23%, con tres puntos porcentuales de aumento desde 2015. Mientras tanto, los que apoyan el autoritarismo alcanzan al 15%, un punto porcentual menos que en 2015. Se podría concluir que “el paciente está delicado con algunas recaídas”.

Después de 21 años en que hemos monitoreado el apoyo a la democracia, la situación es peor que al inicio. ¿Qué le pasó a la región además de entrar en un período de bajo o nulo crecimiento económico? ¿Acaso el ciclo económico impide que avance el proceso de consolidación de la democracia? Los datos sugieren algo diferente puesto que el apoyo a la democracia aumenta durante la crisis subprime, en 2008 y 2009, cuando la economía iba en el sentido contrario y alcanza un punto más alto en 2010, con el 61%. Recién a partir de 2010 se produce una baja, lo que estaría indicando que la economía no es el único factor que incide.

Al mismo tiempo , se ha estudiado si acaso la democracia produce demócratas o no6 y pareciera que se necesitan muchas pruebas y vivencias para producir demócratas. Es la existencia de un régimen democrático propiamente y su praxis cotidiana lo que produce demócratas. La evidencia de 18 países latinoamericanos refleja que, tal como funcionan las democracias en esta región, no han producido demócratas, al menos en la proporción que se requeriría para que el indicador del apoyo a este régimen político mejore. Es decir el recambio intergeneracional no aumenta el apoyo a la democracia, lo que parece aumentarlo es la evidencia de mayores grados de democracia que efectivamente se pueden experimentar y vivir.

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Al mismo tiempo es innegable, en este momento, la relación entre el ciclo económico y el declive de la democracia, ya que coincide con la baja de la tasa de crecimiento a partir de 2010, que en 2016 llegaría a -0,8 según la proyección de la CEPAL. De acuerdo a las proyecciones realizadas en julio de 2016 por la CEPAL, el PIB de la región caerá un -0,8%, esto es, 0,2 décimas porcentuales menos que la estimación efectuada en abril de este año (-0,6%).

Estos dos hechos, la influencia del ciclo económico, y la debilidad de producir demócratas con el recambio intergeneracional, sino mas bien con evidencia dura, serían algunas de las explicaciones por las cuales no se avanza en la construcción de mayores grados de democracia en la región. Los datos que exponen a continuación en este informe entregan mas información al respecto.

Si esos dos factores son determinantes en el destino de la democracia, esto, a su vez estaría sugiriendo que no son los vaivenes ideológicos los que motivan más a los ciudadanos, sino más bien la alta demanda de mayores grados de igualdad y libertad traducida en garantías cívicas y políticas, asi como garantías sociales.

Como veremos a o largo del informe, este brinca mucha evidencia que lleva a concluir que es la desigualdad, la discriminación, la inequidad social, política y económica, la determinante del comportamiento de los ciudadanos de la región, más allá de la ideología. En otras palabras la población de la región quiere refrigeradores, vacaciones, ingreso, acceso a oportunidades, voz, sentirse parte de un todo que les pertenece. Mas bien el descontento que se observa reside en que hoy la percepción de la ciudadanía es que no tienen voz, no tienen acceso, sus ingresos son precarios y bajos, y no alcanza para las vacaciones.

Esta región ha estado demasiado tiempo fijada en la importancia de la ideología en sus destinos, pero como prueba el Estudio Mundial de Valores, el grado de individualismo que ha traído consigo el desarrollo económico le quita el peso a la ideología y aumenta el peso de las demandas individuales, que no obedecen a un conjunto valórico nítido mas allá de la dignidad, y la ausencia de discriminación y desigualdad. En otras palabras esas aspiraciones han dejado de pertenecer a un sector y la democracia lo que ha hecho es convertirlos en demandas universales.

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El indicador de apoyo a la democracia mas allá de su promedio tiene una enorme dispersión según el país que se mire. En efecto alcanza desde 31% en Guatemala hasta 77% bastante más del doble en Venezuela. Cada país ha mostrado una evolución consistente consigo misma a lo largo del tiempo, que se explica por la evolución de los fenómenos políticos de ese país. Sin embargo, al mismo tiempo, hay sucesos que se repiten en varios países sin importar el nivel/calidad que tenga la democracia en un país determinado.

Hasta la crisis asiática se pensaba que las crisis económicas tenían una influencia en el apoyo a la democracia como lo muestran los datos de cada país en esa época. La crisis financiera del 2008 probó lo contrario, porque las políticas económicas contracíclicas aplicadas en muchos países aplanan la cancha reduciendo, y también anulando el impacto de la crisis. Por otra parte sabemos que las elecciones presidenciales suelen producir un aumento de apoyo a la democracia que suele ser temporal, sólo un par de países logran tener aumentos sostenidos de apoyo a lo largo de éstos 20 años.

Observemos ahora en detalle como se refleja esta evolución en los datos de 2016 que aquí presentamos.

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Si se analiza la evolución del indicador apoyo a la democracia por país, calculando la variación del último año, se encuentran 5 países donde el apoyo a la democracia aumenta: Paraguay, Costa Rica, Panamá, Argentina y Honduras y uno en que no hay variación: México.

En realidad en los cinco países que aumenta, sólo uno tiene aumento significativo: Panamá que aumenta 11 puntos porcentuales. Esa es la excepción del año 2016. Costa Rica aumenta tres puntos porcentuales con significancia estadística, y los otros 3 sin significancia estadística. Eso es lo mismo que sucede con otros tres países: Bolivia Colombia y Guatemala, donde la disminución no es signigicativa (estadísticamente). Es decir hay siete países donde no hay variación (incluído México).

En nueve países, sin embargo, hay disminución significativa estadisticamente, en tres es leve y en seis es acentuada.

Estos seis paises con caídas bruscas en el apoyo a la democracia entre 2015 y 2016 son: Brasil, que cae 22 puntos porcentuales, Chile 11, Uruguay 8, Venezuela y Nicaragua 7 puntos porcentuales cada uno y El Salvador 5.

Uruguay ha sido históricamente el país de América Latina donde el apoyo a la democracia es más alto, por lo que esta caída abrupta llama doblemente la atención. En 2016 Uruguay alcanza su punto más bajo en el apoyo a la democracia en 21 años (68%). Habrá que mirar en detalle la evolución de ese país para comprender las causas de este fenómeno.

El caso de Brasil donde el apoyo a la democracia cae 22 puntos porcentuales es más fácil de explicar, ya que ese país esta sufriendo una crisis política de envergadura que abordamos mas adelante. La caída en el apoyo a la democracia en Brasil está ligada directamente a la lucha contra la corrupción y la crisis política.

En Chile se había producido un aumento del apoyo a la democracia con la alternancia en el poder que tuvo lugar en 2010, este aumento se había sostenido hasta 2015, cayendo abruptamete en 2016 11 puntos porcentuales. En Chile la caída del apoyo a la democracia está también ligada a la corrupción, se trata de los escándalos que comienzan a explotar particularmente durante el 2015 y que involucran a una parte importante de actores políticos y económicos.

Nicaragua tuvo un período de buen desempeño de su democracia en la época de Violeta Chamorro hasta 1997, como muestra el indicador alcanzando 68% al fin de su mandato. Luego la alternancia con Aleman llega a 72% el máximo que ha tenido Nicaragua en éstos 21 años. A partir del 2007 con la llegada de Daniel Ortega a la presidencia alcanza 61% para comenzar a disminuir desde entonces perdiendo siete puntos porcentuales entre 2015 y 2016.

Venezuela ha sido históricamente controvertido el indicador de apoyo a la democracia, ya que es uno de los países que tiene el indicador mas alto, especialmente a partir de 2008 donde alcanza cifras por encima de 80%. Este indicador alcanza su máximo el año de la muerte de Hugo Chávez en 2013 con 87%. Entre 2015 y 2016, pierde 7 puntos porcentuales llegando al 77%.

En el caso del El Salvador la caída en el apoyo a la democrcia, de cinco puntos porcentuales entre 2015 y 2016 está causada por esta ola de violencia, donde se ha afirmado que ese país vive lá época de más violencia en el último siglo.

En 2016 la caída del apoyo a la democracia en América Latina o su estancamiento según el país, es evidente. Podemos sólo esbozar los motivos por los cuales esto sucede, pero en ninguno de los casos se trata de fenómenos pasajeros o de fácil solución. Se trata mas bien de una profundización de las demandas de mas democracia de los ciudadanos de la región. Es la corrupción, la violencia, la inclusión, el acceso, la desigualdad que no logran controlarse y superarse. Los motivos del declive o estancamiento de la democracia son claros, los ciudadanos ya no aceptan lo que era aceptable hace diez años atrás. Porque la violencia, la corrupción, la desigualdad han existido siempre, son las taras de la región, sólo que ahora ya no son acpetables. Estos datos revelan así el peso de los factores políticos en el desarrollo de las democracias de América Latina.

Son al final del día los líderes, política y sus formas, las que marcan la diferencia del estado de las democracias en la región mucho mas que el impacto de los factores económicos.

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5. AUTORITARISMO POLÍTICO

Repetimos en 2016 una batería de preguntas que miden los grados de autoritarismo que presentamos a continuación.

No me importa un gobierno no democrático si resuelve los problemas

El autoritarismo político se expresa en este indicador: “No me importa un gobierno no democrático si resuelve los problemas”. Este disminuye 6 puntos porcentuales en 8 años desde el 53% en 2008 al 47% en 2016. Sin embargo, todavía la mitad de la región piensa que vale la pena un gobierno no democrático para resolver los problemas.

En los 6 países de Centroamérica y República Dominicana el autoritarismo alcanza al 50% o más. Esto es contradictorio con la democracia “churchiliana” que se examinó en la sección anterior, y revela mucho de lo que los ciudadanos de la región entienden por democracia.
Medidos con este indicador, los países más autoritarios son Honduras y El Salvador con el 62%, y en el extremo opuesto, el menos autoritario es Chile con el 29%.

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¿La democracia produce demócratas? Pareciera ser la pregunta que estaría detrás de estos resultados. Lamentablemente, al menos en estas décadas esto no ha sido así. (Cf. Denemark, David; Mattes, Robert, Niemi, Richard (2016) Growing up democratic. Does it make the difference? Lynne Rienner Publishers: Boulder CO). Crecer en una democracia imperfecta no ha producido cambios significativos en las nuevas generaciones. La evidencia sugiere que no se crece como demócrata en estas democracias, y que los valores y costumbres del pasado se legan de una generación a otra con mucho más peso del que cabría imaginar. Esto implica que el cambio será probablemente parsimonioso, entre generaciones.

El autoritarismo cultural latinoamericano con sus múltiples expresiones persistirá como una sombra en la región, evolucionando lentamente.

Lo que no se sabe es cuáles son las consecuencias políticas de la existencia de este autoritarismo político y social en un momento de coyuntura de bajo crecimiento económico, bajo desempeño de los gobiernos y altos niveles de protesta y descontento social. Por primera vez la región enfrenta con esta nueva clase media, después de un fuerte período de crecimiento, un freno en su expansión. La ciudadanía no solo demanda derechos, sino que está cada día más dispuesta a cumplir las leyes, pero al mismo tiempo exige resultados. Esta es una situación novedosa para la región, que contrasta con la actitud más pasiva y silenciosa del pueblo en el pasado.

La historia electoral refleja, por otra parte, que la ciudadanía efectivamente elige gobernantes que solucionen problemas, más que aquellos que cumplen con las condiciones de un régimen democrático. En otras palabras, en varios países de la región la democracia imperfecta es también una respuesta a la demanda de la población de que no le importan tanto las características de la democracia como los resultados. Lo anterior, en el contexto de que por ningún motivo hay que dejar de llamarse “democracia”, aunque sea solo para mantener las apariencias. Democracia “sí”, pero primero los problemas parece ser la consigna.

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Como todos los años se reporta la evolución de las confianzas en la región.

En 2016 la confianza interpersonal se mantiene al igual que el año pasado en uno de sus puntos más bajos de toda la serie con un 17%, tal como en 2007 y 2000, en que alcanzó 17% y 16%, respectivamente.

Brasil es el país de la región donde la confianza interpersonal desaparece estadísticamente hablando, ya que alcanza al 3%, un porcentaje similar al error muestral, en el límite de la significancia estadística. Un país sin confianza interpersonal no se había registrado nunca desde que se comenzó a medir la región. Sin duda, la crisis política que vive Brasil es uno de los factores que explica este indicador.

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CONSIDERACIONES FINALES

Las percepciones sobre la economía atraviesan por un momento de malestar en América Latina, no en los niveles registrados en la primera mitad de la década pasada, pero sí en una tendencia creciente. Los datos de 2016 reflejan una baja regional en la satisfacción económica, el ingreso subjetivo y el optimismo económico, así como un alza en la inseguridad laboral, la carencia alimentaria y el pesimismo económico.

Si a esto se suma la caída en el apoyo a la democracia, el autoritarismo social y político que se mantiene sin grandes cambios, así como el surgimiento de la corrupción como problema principal en varios países, el aumento de la violencia y la conciencia de las múltiples formas de violencia, se puede concluir que 2016 es un año en el que se combinan elementos negativos que se fortalecen mutuamente en materia política y económica.

En una tercera dimensión se ubican los cambios actitudinales de la población de la región, que comienzan en la calle, prosiguen con el alejamiento de la política y terminan en la modernización que trae consigo el uso de redes sociales. Del todo revolucionario como resultado, y a la vez, del todo invisible.

Finalmente queremos recalcar que este camino por el que transita América Latina, no parece replicar el pasado, no parece imitar otras latitudes, y nos fuerza a comprendernos como somos con todas nuestras complejidades.

Nunca los ciudadanos de la región habían manifestado mas descontento sobre una gama extensa de temas abarcando todos los ámbitos de la sociedad, la economía y la política. La calidad del liderazgo, la oferta de los gobiernos se ha mantenido, por el contrario, sin grandes cambios, no absorbiendo los cambios en la demanda ciudadana, explicando tal vez así, la caída masiva de la apreciación que tienen los ciudadanos de la región de sus gobernantes. No es que los gobiernos de repente se pusieron malos, sino que cambió la naturaleza y el nivel de las demandas, sacando a la luz los temas milenarios rezagados del desarrollo que súbitamente dejaron de ser tolerables.

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